Reflexiones

La joyería contemporánea transmite su amplitud a la Bienal que la tiene como protagonista.
Se la atraviesa a través de distintos caminos, se llega a través de distintas puertas, y se sale transformadx.
Artistas, periodistas, personas que gustan de reflexionar y compartir su pensamiento, nos cuentan qué es la bienal para ellxs.
Leerlos es recorrer distintas dimensiones y alcances de esto que cada dos años nos revuelve y moviliza. Gracias, y adelante.

Fabiana Gadano, artista, jurado de la bienal
Octubre 2019

En puertas de la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea organizada por Joyeros Argentinos -y considerando que las anteriores se superaron correlativamente en asistentes, eventos y exposiciones- se renueva la oportunidad de reflexionar, en el marco de un espacio específico, sobre esta práctica y sus sentidos.

En un mundo habitan muchos mundos. Innumerables redes de sentido creadas mediante símbolos con significados que suponemos medianamente acordados. La joyería contemporánea es uno de esos mundos. En este caso, el recorte latinoamericano de la Bienal pone la lupa en el poder creativo del entendimiento y sus derivas productivas, que se enriquecen especialmente en la multiplicidad de condiciones regionales. Distintos modos de hacer expresan los temas que nos convocan, se encuentran y pueden potenciarse en proyectos conjuntos.

Más allá de las líneas geográficas que dibujan fronteras, la joyería contemporánea como expresión artística impulsa el desarrollo de nuevas experiencias estéticas. Mostrar lo que tenemos en común, lo que nos ocupa y desvela, se convierte en una fortaleza de la expresión artística, donde no existen fronteras mentales. Y es en esa fortaleza donde se esfuman los límites físicos porque el arte hace visible lo invisible, denota lo que habitualmente pasa desapercibido y tiene la maravillosa capacidad de hacer que miremos, pensemos y percibamos, extrapolando experiencias y generando colectivos.

En este paso entre lo público y lo privado, se establece una relación liminar, entendida como umbral entre un estado íntimo de introspección y uno externo de interacción.

La joya, con sus bordes inestables y dinámicos, sutura y acerca partes. Es refugio que crea micro-mundos particulares y abre puertas que desdeñan mapas o lenguas. Es objeto poético, que al replegarse sobre sí mismo, se concentra en el modo en que se expresa: es lo que dice y simultáneamente cómo lo dice.

Como realizadores esperamos que nuestra joya establezca conexiones y despierte el deseo de ser poseída en un cuerpo vivo. Porque su sentido se completa al ser exhibida, portada. El mostrarla es pleno ejercicio de comunicación. 
En la intimidad de la pequeña escala, la joya establece una relación personal con lo corporal. Una conexión que para el espectador se tiende a través de la mirada y para el portador por medio del tacto y de la asociación emocional. Como sea, se crean versiones metafóricas de mundos que se expresan subjetivamente según cada realizador y se interpretan de muchas otras según cada intérprete. En esos desfases se aloja un fenómeno activo y parcialmente indeterminado que abre un abanico de infinitas ideas. 
La joya necesita materialidad para darse a conocer, para contar con un registro de su existencia. El diálogo y las consiguientes transformaciones que cada realizador establezca con la materia ya sea por medios manuales, mecánicos o digitales, serán claves para lograr un objeto extraordinario, fuera de lo cotidiano.

La joya contemporánea es expresión artística y el portarla, experiencia que se comparte. ¿Qué más deseable que suene y resuene multiplicada por los ecos que despierten sus asociaciones amplificadas en alianzas locales y regionales?

Fuentes:

Broadhead, C. (2010). “Formas de ver lo que no está presente. El cuerpo como campo de experimentación: interacción entre joya, portador y espectador” en Gray Area Gris. Joyería contemporánea y diversidad cultural. (pp 33-40). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Gaspar Mallol, M. (2010). “Versiones: Fragmentos de una conferencia sobre Joyería Contemporánea” en Gray Area Gris. Joyería contemporánea y diversidad cultural. (pp 73-80). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Goodman, N. (2013). Maneras de hacer mundos. Madrid: La balsa de la medusa.

Slemmons, K. (2018). Collective presence. Residencia en Taller Arte Papel en Oaxaca, México. https://www.youtube.com/watch?v=RQlzq3EN-T0 (1/9/2019).

Springer, J. M. (2010). “El simposio Area Gris” en Gray Area Gris. Joyería contemporánea y diversidad cultural. (pp 14-19). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Van Kouswijk, M. (2010). “Materia gris: sin cerebro no hay ganancia” en Gray Area Gris. Joyería contemporánea y diversidad cultural. (pp 25-32). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Por qué participo de la Bienal de Joyería Contemporánea

Delia Alicia Piña, periodista
@lajoyeriadeautor
Octubre 2019

Cuando la pretensión de valorar la joyería como bien cultural, promover su crecimiento y favorecer a sus creadores fortaleciendo su identidad a partir de sus raíces locales y lazos continentales comenzó a conseguirse, esta expresión contemporánea se visibilizó, expandió y proyectó de forma impensada.

Ansias canalizadas, ideas pensadas que se concretan, un camino en el que se avanza y se va consolidando, una iniciativa que convoca.

Y esa visibilidad se fue dando como consecuencia de un proceso, ya de décadas en nuestro país, que tiene a la Bienal de Joyería Contemporánea como hito. Un evento que hoy escala en Latinoamérica y se afianza como el gran espacio para difundirla. Mucho para hacer, con el fin de conseguir una real representatividad de la joyería argentina, en particular, pero que está bueno verla no de manera cuantitativa, sino cualitativa. Lo importante es que es una muestra de lo mucho que hay, y que está bueno colaborar para que se amplíe y hacerla progresar.

Con todo, la Bienal es un impulso que crece, se fortalece, se reconoce y valora. Es una respuesta a un gran estímulo creativo, y expone el alcance de la joyería de autor.

¿Un nuevo arte? ¿Un oficio modernizado? Una expresión contemporánea que nos representa e interpela, que desconfigura los límites tradicionales, que cuestiona el precepto de que es usable, que argumenta a través del cuerpo, que propone experiencias estéticas, que juega desinteresadamente con formas, colores y materialidades de todo tipo, que sobresale por sus irrefrenables intensiones de comunicar y siempre implica a los sentidos.

Y como manifestación del actual arte contemporáneo, la Bienal es clave. Por tercera vez, vuelve a ser una oportunidad para mostrar cómo se expresan los artistas de la región, que sin duda demostrarán su capacidad sensible, creativa e inventiva para convertir en joya lo que sea necesario, como ya se ha visto, reversionando materiales y hasta creando técnicas, para poder decir qué nos pasa, para materializar aquello que pensamos, sentimos y percibimos.

Porque la Bienal logra generar espacios de participación y exposición de una actividad que se desarrolla puertas adentro de innumerables talleres del país y del resto de Latinoamérica, vale aceptar el desafío de concursar y de exponer lo que se hace, como la oportunidad de salir a las calles a demostrar lo mucho que puede darse y expresarse a través de la joyería contemporánea.

Vivian Urfeig, periodista
Noviembre 2019

Un cruce de miradas y saberes, un encuentro donde la creatividad entrelaza piezas con voz propia.
La III Bienal de Joyería Contemporánea afianza el valor de lo colectivo, un camino con no pocos obstáculos que conduce a poner en valor los saberes de profesionales que hablan el mismo idioma: el del saber hacer, entendido más allá de la técnica puntual. El encuentro que reúne a referentes de la región interpela desde sus consignas. Pensar el concepto de Puentes fue el disparador en 2016 para hablar de límites políticos y geográficos, gestiones políticas y trayectos históricos. Le siguió Vecinos, en 2018, una propuesta que invitaba a reflexionar sobre vínculos, semejanzas y diferencias. Y en esta edición se conjuga el valor de la identidad desde las profundidades del adn latinoamericano. Eso que somos, de dónde venimos, cómo nos mostramos.

El lema como disparador de procesos, como guía que ordena el torbellino de proyectos que llegan a las vitrinas. La frescura de las propuestas y la audacia de las puestas es uno de los atributos de la bienal. En 2018 me llamó la atención el cruce interdisciplinario que se planteó en la muestra interactiva Refugiados, donde la realidad aumentada fue apenas un recurso para hacer hablar a las joyas. Historias desgarradoras, vivencias que salieron del plano del tradicional contenedor de museo para ampliar percepciones desde imágenes y sonidos.

De estas y otras búsquedas se nutre la Bienal de Joyería Contemporánea, un espacio necesario e imprescindible que requiere algo más que una valoración objetual. Las esculturas portables, retazos de micro arquitecturas, encierran procesos de investigación donde se ponen en juego principios ideológicos. Las piezas hablan por sus autores, toman partido, se involucran. La Bienal es el canal imprescindible para aquellos que tengan algo para decir. Todas las voces, todas.


Clarisa Menteguiaga, artista
Febrero 2020


Los encuentros y bienales en el ámbito cultural, son importantes porque convocan, reúnen y generan diálogos externos, pero por sobre todo reflexiones internas en cada uno de nosotros. En materia de Joyería Contemporánea, Argentina lleva la delantera en la organización de eventos de esta índole. La Bienal organizada por Joyeros Argentinos propicia el crecimiento de la disciplina en la región, y posibilita así, generar un bloque que permite ser visibilizado en el resto del mundo. Muchas voces que generan un grito único y distintivo.

Lo que aquí se muestra, se dialoga, se elabora y se exhibe, son piezas portables, diálogos cuerpo/objeto, que cada autor carga de discursos propios o colectivos, pasiones y decepciones. ¿Por qué elegimos trabajar sobre lo portable? Porque allí anidan la dicotomía, el intercambio y la resignificación, porque somos herederos de un hacer que se nutre de diferentes vertientes: en la expresión personal, usabilidad y la nobleza del hacer (arte / diseño / artesanía), que la hacen única e irrepetible, que la ponen en jaque y la enriquecen concatenadamente.

Es tiempo de grandes transformaciones, por cierto ineludibles, para salvar el planeta, lograr un mundo más justo y para ser una mejor especie. La performance, la intervención corporal y la acción colectiva, son algunas de las nuevas formas de expresión, acordes a estos movimientos que remecen los cimientos de nuestra cultura. Repensar el futuro implica romper paradigmas y luchar contra nuestra formación y con la visión del mundo que nos fue entregada. Pensar el lugar de la Joyería Contemporánea en Latinoamérica es hacernos cargo, desde nuestro lugar, de esa nueva y esencial tarea.


El valor del artesano en un mundo industrializado

Nuria Carulla, artista, jurado de la bienal
Marzo 2020

Siempre me ha gustado el significado de un banco en la cultura Cubeo –de las selvas del Vaupés colombiano–, un banco pequeño donde se sientan y que es símbolo de estabilidad y sabiduría. Ofrece descanso físico al cuerpo y concentración a la mente. Sus autores dicen que el hombre desjuiciado no se sabe sentar, no tiene un banco, no encuentra un lugar para pensar.

Para los cubeos la representación, como la palabra, tiene poder; lo que se representa existe y se mantiene vivo. En los objetos que elaboran muestran la visión sobre su entorno, por eso no hay piezas iguales; las técnicas son las mismas, comparten el oficio, pero no se copian ni se repiten.

Los cubeos también dicen: Las visiones que nos regala el taita Yagé inquietan el espíritu de las tejedoras y los talladores para que broten de sus manos los rostros del alma.

Frente a estas tres imágenes que me conmueven, estamos inmersos en un mundo de consumo. Las marcas definen quiénes somos y quiénes queremos ser, estamos etiquetados en un perfil de consumidor; con nuestras compras contribuimos en muchos casos a la explotación de personas, a la polución ambiental y a la basura eterna. Conscientes o no, es difícil resistirse.

Como héroe olvidado, el artesano hace resistencia a la producción desenfrenada, a la producción de objetos basura. El artesano trabaja por la satisfacción de ver materializada una idea, elabora el producto de principio a fin, usando y transmitiendo un conocimiento, reflejando su entorno e identidad. El artesano tiene posibilidades de autodeterminación, representa una forma de vida, deja huella al producir una expresión individual.

Así, el lujo de hoy está dado por un objeto hecho a mano que lleva una huella, un sello de identidad, que representa un tiempo de elaboración, tiempo en el que las horas no se cuentan.

Nuestra sociedad tiene una deuda de reconocer y reivindicar ese conocimiento y ese trabajo ancestral de los artesanos.

Como latinoamericanos podemos estar orgullosos de nuestros artesanos y nuestro arte popular, y como artistas debemos apoyarnos en él y seguirlo resignificando. En momentos en que se habla de conservación hacia los recursos de nuestro medio, este debería considerarse como uno más y hacer esfuerzos para su preservación.

A través del tiempo, los artistas han sido también artesanos y en muchas ocasiones es difícil establecer límite entre arte y artesanía. Desafortunadamente en algunos casos se ha llegado a ver con desdén por parte de algunos artistas la labor del artesano.

La joyería contemporánea debería tener una impecable factura, ya que sin el apoyo del oficio se convierte en un objeto sin calidad. En otro orden de ideas, es importante también desarrollar un lenguaje propio que otorgue identidad a las piezas y, además, que logre que cada una transmita un valor como objeto representativo de una cultura y un entorno.

Se aproxima la Tercera Bienal de Joyería Contemporánea, un esfuerzo inmenso hecho por nuestras colegas argentinas.
Invito a sentarnos en el banco de los cubeos y pensar, para que brote de nuestras manos el rostro del alma.
Participemos y hagamos visible nuestro trabajo, apoyemos esta iniciativa que deja huella y ayuda a la creación de identidad.

Una brasileña en la Bienal de 2018

Ana Passos, artista
Mayo 2020


Usualmente invado talleres para aprender sobre los modos de trabajar de los artistas. Asistir a la II Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea y participar en las II Jornadas de Reflexión sobre Joyería Contemporánea – contexto, comunicación, compromiso – fue una experiencia única. Era otra forma de invasión, de romper barreras y avanzar sobre fronteras poco conocidas.

Los temas de las dos primeras Bienales fueron Puentes (2016) y Vecinos (2018). Nada es más justo, ya que las bienales sirven para que se relacionen el público, la producción reciente y los artistas que de otro modo estarían aislados y dispersos, aunque sean vecinos de barrio, de país, de haceres. Nada es más apropiado, ya que la sostenibilidad de la joyería contemporánea tiene que ver con acercarse al público, lo que se logró con el trabajo impecable de la organización: Joyeros Argentinos (Paula Isola y Laura Giusti) y el Museo de Arte Popular José Hernández. De alguna manera, fue realmente una gran invasión conocer a un universo del que era consciente, pero en el que nunca me había sumergido.

Un cronograma de más de tres meses de eventos paralelos permitió que la Bienal 2018 llegara a diferentes regiones de Buenos Aires y a diferentes audiencias, debido a su ubicación y a la duración. La vivacidad y el compromiso de la comunidad de artistas joyeros se hizo evidente. Se crearon puentes sobre fronteras artificiales, que la joya es capaz de ganarse. Además, reveló un poco de lo que une y diferencia a estos vecinos latinoamericanos, un concepto que siempre está en construcción.

70 joyeros participaron en el primer evento. En el segundo, 123. En todas las obras, y aquí también miro el catálogo de la primera edición, la dimensión del cuerpo termina poniéndonos en contacto con la dimensión humana. Este es el poder de los adornos que van al mundo dispuestos sobre los cuerpos. Las piezas seleccionadas también nos colocan frente a una gran maestría en la ejecución y a una diversidad de materiales, formas, tipologías y conceptos raramente vista. Mérito del comité de selección y premiación cuyo trabajo juicioso nos presentó un excelente conjunto de joyería contemporánea de América Latina. Espero ver a más y más países representados con el paso de las ediciones, ya que las dimensiones de la región siempre terminan obstaculizando los desplazamientos.

En una nota personal, acababa de defender mi tesis y tanto la Bienal como las Jornadas y los eventos en los que tuve la oportunidad de participar corroboraron la amplitud del significado de las joyas, especialmente la joyería contemporánea. Otro concepto igualmente presente es el de la latinoamericanidad. Somos diversos, complejos, gigantes, incontenibles y globales. Es posible que no sea necesario explicarlo. Podemos pedir a las joyas que nos ayuden a sentir y intuir esa identidad. Ellas son objetos culturales capaces de asumir este reto, si nos permitimos el largo tiempo de disfrute y si las miramos detenidamente para que no se escape ningún detalle, incluyendo paradojas interesantes. Una de ellas es el hecho de que las joyas, incluso cuando se trata de temas dolorosos, y no nos faltan dolores, siempre nos llevan a un lugar de afecto, con su dimensión corporal y humana. La otra es la certeza de que la colonialidad es inexorablemente parte de nuestra identidad y que la creación de una bienal latinoamericana es un paso importante para percibirnos como parte de un escenario global. El largo tiempo de apreciación, contemplación, reflexión e intercambios proporcionados por este evento puede permitir el surgimiento de nuevas estrategias creativas y expositivas, nuevas formas de estar en el mundo tratando de ser latinoamericano.

Ahora, más que nunca, necesitamos abrir cancha a todas las posibilidades estéticas y discursivas que nos ofrece la joyería contemporánea. Afortunadamente, este es el tema de la nueva edición que se realizará en 2020: Abran Cancha.

Al revisar los catálogos, que ahora son registros históricos preciosos, es posible apreciar cuánta diversidad y poesía reúne el evento. Trabajar con temas propuestos es un reto para los artistas, pero el resultado casi siempre es muy impactante. Este tipo de encuentro trae crecimiento individual y colectivo. Fortalece las identidades. Establece diálogos fructíferos. Resulta en nuevos campos de investigación. Esperaré con curiosidad la producción de los artistas joyeros para la Bienal 2020.

La Bienal nos permite acceder a esa producción, nos permite construir significados y conocimientos, contribuye a la formación de audiencias para la joyería contemporánea, estimula el intercambio de saberes entre artistas y abre espacios para formas de comercialización y coleccionismo que aún son incipientes en la región. ¡Larga vida!

P.S. Este texto fue escrito mientras apenas empezábamos a saber el porvenir. La distancia social que se ha impuesto desde entonces ha hecho que sea aún más importante recordar el encuentro posible gracias a la Bienal y desear que nos volvamos a ver pronto. En un mundo que se ha vuelto virtual, de repente perdemos el tocar la piel, pero nuestras imágenes aún se expresan en pantallas iluminadas, donde el adorno corporal puede estar aún más repleto de significados que comunican nuestros deseos, miedos y sueños, que determinan nuestra identidad como individuos, como grupos e incluso como continente.

La bienal, ¡¡una fiesta!!

Jessica Morillo, artista
Junio 2020

(Esta nota me tocó escribirla antes de empezar la cuarentena y claramente tenía otro tono. Entre idas y vueltas me demoré en enviarla y nos sobrevino el covit, la pandemia y la vida nos cambió a todes. Así que me negué a mandar lo ya había escrito y ¡me senté a escribir de nuevo!)

Justamente este tiempo de aparente pausa me llevó a rememorar esos encuentros tan necesarios que nos abrazan en la bienal.
¡Cada vez que pienso en la bienal se me instala la idea de fiesta!
Al prepararme para una fiesta pienso con quién me voy a encontrar, qué ropa voy a usar, la música que van a pasar y las ganas enormes de bailar todo; entonces, esa relación me provoca la bienal: emoción, nervios y alegría de encontrarme con gente querida que fui conociendo en esta vida joyeril y con quienes gratamente pudimos tejer vínculos afectivos y joyeriles.

Eso tiene la bienal, no sólo genera un espacio de formación, exposición, difusión y visibilidad, también gestiona vínculos, una enorme cadena que va creciendo, nos invita a crecer con lo que producimos y, creo, inevitablemente con lo que somos.
Cada bienal nos invita a mirar más y mejor este término que nos da vuelta, nos atraviesa y nos enamora a muchxs. Para mí la joyería contemporánea es un espacio abierto, de diálogos, peleas, cruces, puntos de intercambio. Presume con la artesanía, el diseño y las artes visuales, habita en el cuerpo y lo desborda, pero también puede irrumpir en el espacio público, desarmarse en el aire o ser la potencia de una idea.

Me encanta pensarla así y cada bienal, cada encuentro, me va dando más posibilidades de habitarla, de trasladarme al mundo interno que nos muestra cada pieza, la cabeza, las manos y el corazón de cada hacedor joyeril.

La bienal como todas las fiestas te deja con resaca, esa resaca de haber bailado tanto ¡que al otro día el cuerpo te lo hace sentir!
Y sí… también sucede en este plano, a mí me gusta decir que me deja una resaca creativa, reflexiva, me dan más ganas de seguir bailando porque aprendí más, porque siempre hay más para construir entre lo tangible e intangible.

Les invito a que se sumen a este baile joyeril, que se animen a lanzarse a la pista de los concursos y las exposiciones. Puedo garantizar que provocan vértigo, nadie sale ileso, nadie que no haya dejado todo en cada pieza.
¡Salud!

III Bienal

Jorge Castañón, artista, jurado de la Bienal
Agosto 2020

¿Cómo dar vuelta la página, si todavía se está escribiendo?
¿Cómo contarte lo que estoy pasando si todavía nos está pasando?
¿Cómo se llama esta obra cuando todavía está en ejecución?

Cuando todo parecía transitar por un carril virtuoso de trabajo intenso, cooperación y comunicación,
apareció en nuestras vidas y proyectos un invitado de piedra.

¿Va a cambiar el mundo?, seguramente que sí, no sabemos en qué medida, en qué dimensión.
Todos los núcleos de pensamiento quieren de una forma u otra participar de la construcción del relato,
del devenir.

¿Hay algo que pueda aportar la joyería contemporánea?

Sí, decididamente sí, y si alguien tenía dudas ahora serán menos porque todos los estamentos del arte
tienen una oportunidad única de construir relato, construir concepto, debatir y acercar miradas de todo
lo que va a significar el antes, el durante y el después de esta experiencia de magnitud planetaria.

Es el mundo interrogado, es la especie “más exitosa” que está siendo interpelada, como habitante, que
se topó con un competidor tan nocivo como él.

Pero si teníamos que hablar de joyería, ¿porqué pensar estas cosas?, ¿porqué desviarnos tanto?
Porque todo tendrá que ser vuelto a mirar, porque el humano tendrá que recontratar sus condiciones
de habitabilidad. Y ahí seguramente la Joyería Contemporánea tendrá que hablar, tendrá que discutir y
tendremos que repensar entre todxs cómo aportar a la discusión de un futuro que no volverá a ser
como era.

La III Bienal, será tal vez una oportunidad excepcional en el contexto latinoamericano para vernos y
discutir ideas que capitalicen lo vivido y para mirar hacia nuevos planos de comunicación y de
comprensión.

¿De que hablaremos?, seguramente del ser humano y su estatuto universal, de sus conflictos y de lo que
se quiera reflexionar para ser merecedor de una “segunda” oportunidad.

La urgencia subjetiva

Viaje en búsqueda de Poéticas Latinoamericanas
Mariela Vicencio y Caco Honorato, artistas
Septiembre 2020


En este tiempo de pandemia hemos tenido que inventar nuevas maneras de todo. En el caso de la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea, este paréntesis nos ha regalado más tiempo para pensar en el camino recorrido y en el futuro. Para nosotros, como Estudio Honorato Vicencio, esta Bienal es fundamental, no solo por ser un momento de reunión e instancia para compartir. Este es el mejor momento para mirar lo que hacemos en perspectiva e interrogar el quehacer.

Surgen entonces preguntas importantes, que comenzaron a plantearse hace años. ¿Cómo instalamos la crítica de Joyería Contemporánea? y ¿Qué importancia tiene que lo hagamos?

Estas preguntas no solo existen en Chile, se repiten en la escena Latinoamérica en general. Se requiere -para encontrar respuestas- un campo de acción, espectadores y creadores en búsqueda de sentido, deseos de densidad crítica; un anhelo de salir, o más bien, de expandirse de la escena de la decoración, el adorno, el mercado de objetos hechos a mano.

Durante los últimos años la actividad ha crecido, pero no así la reflexión crítica; se mantiene estancada, a nuestros ojos. Pocos escriben sobre lo que hacemos, no se observan grandes grupos de teóricos especializados. No se establecen relaciones con otras disciplinas y abundan las confusiones conceptuales.

Durante estos años de trabajo y reflexión, hemos podido llegar a la conclusión de que para mantener vivo el sentido de lo que hacemos, se hace urgente reconocer la imperante necesidad de realizar alianzas con otras disciplinas como la literatura o psicoanálisis (por mencionar algunos).

Para nosotros, comienza a hacerse evidente el hecho de que no estamos solos. Se hace necesario, entonces, la generación de diálogo y la creación de audiencias interesadas y curiosas. Estamos hablando de sensibilidades, de poéticas, de visiones del mundo, de plantearse interrogantes, de cuestionarse asuntos tales como el funcionamiento del lenguaje y las características de nuestra identidad.

Hacemos una invitación a sentarse a conversar sobre la manera en la que vemos nuestro campo, a mirar a la Joyería Contemporánea con una mayor perspectiva que aquella que la reduce a mercados, clientes y marketing. Una vez que logremos reconocernos, entender mejor quienes somos, podremos plantearnos de mejor forma la idea de construir en torno a una identidad latinoamericana. Si construimos con la lucidez necesaria, dejaremos de mirar a Europa y comenzaremos a desear vernos a nosotros mismos. Y esto, a nuestros ojos, no se desprende de una impecable factura, ni de elaborar un buen producto. Para nosotros, se trata de darle urgencia a la construcción de una mirada Latinoamericana y la Bienal es parte clave en esta alianza.

Aguardamos ansiosos el momento de encontrarnos; llevamos un tiempo largo arriba de este barco y desde nuestra vereda, acudiremos con entusiasmo a este llamado a abrir cancha, cargando este deseo intenso de hacer visible la profunda urgencia subjetiva, esta urgencia de poesía, esta urgencia de sentido que los tiempos actuales nos presenta, nos pide a gritos, nos ruega atender… para poder seguir existiendo como individuos, como latinoamericanos… como seres humanos.

“La poesía es la primera víctima y la primera que se levanta de entre los muertos para decir que vienen nuevos días”…
Raúl Zurita

Caco Honorato y Mariela Vicencio.
Estudio Honorato Vicencio.

Enlace al artículo ‘La Urgencia Subjetiva’